Marianela, la dama de las lombrices rojas
Quién puede suponer que la lombriz no es un insecto sino un animal. Es la única especie que extrae vida de la muerte. Se puede hasta comer, ya que la lombriz que se da a la intemperie no es la misma lombriz intestinal. Nunca enferma y se autoregenera casi de manera milagrosa. Representa una de las mejores alternativas frente al asunto de la basura, ya que la mitad de los desechos que generamos corresponde a restos orgánicos.
Marianela Carrillo no sólo lo supone, lo vive. Tanto que se ha convertido, luego de 7 años de militancia, en una especie de gurú de un oficio que pocos creemos posible emprender dentro de un apartamento de Los Chaguaramos. Habla de la lombriz en términos de ética y revolución, y de la lombricultura como un “negocio” redondo, con mínima inversión y prósperas ganancias.
Ideó Lombriz Roja Urbana, un emprendimiento familiar que busca contribuir a la conservación de la naturaleza en las ciudades, formando a nacientes lombricultores y generando una producción doméstica que ofrece a un mercado emergente, y que complementa con servicios y productos necesarios para asumir el reciclaje de manera sencilla y segura en el hogar.
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